Hace años, un eslogan publicitario de una crema anti
hemorroidal, nos repitió hasta la saciedad aquello de "no sufras en silencio
tus hemorroides". Pero no solo esos "benditos" bultitos se
omitían por vergüenza, también existen otras situaciones que se sufren y
ocultan por el "qué dirán, qué opinarán". Y entre ellos está la
incontinencia urinaria. Aunque ya os hemos hablado de la derivada del parto, hoy os hablaremos de este problema desde un punto de vista más generalizado.
¿Qué es? Es la pérdida
involuntaria de orina. La persona que la sufre tiene una necesidad imperiosa y
repentina de orinar pero es incapaz de retener la orina. Se produce cuando la presión dentro de la vejiga
es superior a la presión en la uretra y las causas son variadas por problemas o daños neurológicos, por una alteración del esfínter externo y de
los músculos del suelo pélvico y por el fallo del esfínter interno ante una relajación inapropiada o lesión orgánica.
Es más común en mujeres, niños y ancianos, y dentro de la incontinencia
femenina, destacamos la incontinencia de esfuerzo.
Incontinencia
urinaria de esfuerzo
En la incontinencia de esfuerzo, la pérdida de orina
se produce al realizar cualquier movimiento o actividad física. La risa,
el estornudo, el deporte, la carga de objetos pesados o el mero hecho de ponerse
en pie o agacharse puede provocar escapes de orina que van desde unas gotas
hasta un chorro.
El origen de esta incontinencia, que afecta
a más de un millón de mujeres, se encuentra en la uretra. El esfuerzo físico,
aunque sea leve, provoca un aumento de la presión en el abdomen y en la vejiga,
pero no se transmite a la uretra, lo que desencadena la incontinencia.
Y se debe por la debilitación del suelo pélvico. El
embarazo, la edad, la gravedad, los deportes de impacto, el descenso de
hormonas en la menopausia, la herencia, llevar ropa ajustada, provocan una
pérdida de elasticidad y de tensión en el suelo pélvico, por lo que la vejiga y
la uretra caen y sus mecanismos de continencia sólo son efectivos en reposo.
Este tipo de incontinencia no está asociada a la
necesidad de orinar.
Medidas higiénico dietéticas
Los afectados deben controlar los líquidos que
toman para evitar la formación excesiva de orina. También es importante la
forma en la que se toman, las sopas, los guisos y los alimentos hervidos
aportan más líquidos que los asados y fritos.
Entre los líquidos que favorecen la formación de orina
se encuentran el agua, la leche, el alcohol y las infusiones. Se debe distribuir mejor
el horario de la toma de bebidas, bebiendo más durante la mañana y disminuyendo
paulatinamente las bebidas conforme avanza el día.
Cirugía
Existen diferentes soluciones quirúrgicas, según el
tipo de incontinencia, las características de la vejiga y la uretra.
Entrenamiento de la vejiga
Los pacientes recuperan el control de la vejiga
aprendiendo a resistir el impulso de salida de la misma y contribuyendo de esta
manera a aumentar la capacidad de la vejiga. Esto se consigue mediante
ejercicios que desarrollan la musculatura del suelo pélvico, que son los ejercicios de Kegel, de los que ya os hemos hablado. Y también se utilizan las bolas chinas para el
fortalecimiento de la musculatura pélvica.
Estimulación eléctrica intravaginal
Su objetivo es conseguir la contracción del suelo
pélvico mediante la estimulación del nervio pudendo con un electrodo
intravaginal.
Sistemas de contención como las mallas vaginales
Sistemas de contención como las mallas vaginales
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