¡Buenos días hipocondríacos!
Supongo que, como en todas las casas, en las vuestras también se sufren pequeños "accidentes", como cortes, raspazos o pequeñas quemaduras. Por esto, hoy os presentaremos una guía de cómo actuar ante estas pequeñas lesiones; ¡vamos allá!
- Como primer paso, para evitar que la herida se contamine, nos lavaremos correctamente las manos. Esto es imprescindible; para este caso, en lugar de utilizar una solución alcohólica -nos referimos a estas soluciones famosas que han empezado a comercializarse-, es mejor utilizar el clásico agua-jabón (que ya os hemos explicado anteriormente).
- Una vez hemos lavado nuestras manos, empezaremos a lavar la zona de la herida, para retirar cualquier tipo de microorganismo u objeto inerte que podamos encontrar (pequeñas piedrecillas, polvo, tierra...). Para esto, se recomienda una limpieza con agua y jabón; el clásico alcohol para las heridas y el agua oxigenada debe dejarse para su uso sobre piel intacta (por ejemplo, el alcohol se utiliza para limpiar la zona antes de realizar un pinchazo para obtener sangre para análisis), ya que lo que ellos presentan es una alta capacidad desinfectante (eliminan microorganismos de las superficies de objetos inertes) pero no antiséptica (eliminación de microorganismos sobre superficies vivas).
- Ahora que ya tenemos limpia la zona de la herida, debemos aplicar un antiséptico, que permitirá la eliminación de los microorganismos sin agredir los tejidos que se presentan en la herida. Entre los antisépticos más conocidos encontramos el Betadine o la Clorhexidina.
- Posteriormente, y según las características de la herida, podremos cubrirla con un apósito -una tirita o una gasa sujeta con esparadrapo, teniendo ojo con los posibles pelos de la zona-; normalmente, se tapa la herida en zonas en las que exista mucha posibilidad de infección, como en las manos.
Como siempre, os recordamos que, ante cualquier problema o complicación, acudir al centro médico o al profesional asignado es la acción correcta.
¡Esperamos que os haya servido, hipocondríacos de nuestros amores!
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