Hace
muchos ¿años? los reyes de la cama eran,
por un lado, un “actor” americano llamado Lorenzo Lamas (preguntadle a vuestras
madres y abuelas) y por otro lado el “Vicks Vaporub” (daban ganas de comerlo a
cucharadas de lo bien que olía). Pero ahora, no. Además de las tecnologías, por
supuesto, hay una reina de las camas acatarradas.
Cuál
fue mi sorpresa cuando un día, visitando a una amiga, el olor a empanada, guiso
o cocido con cebolla, inundaba toda la casa. ¡Menudo ambientador!. Al
comentárselo, primero me miró extrañada, después divertida. Me llevó a la habitación de su hija pequeña que
estaba en cama con catarro y aquello parecía un altar. La pobre estaba acosada
por platos de cebolla cortada en trocitos. Y ahora os digo porqué.
Con
el frío hay que estar preparados para los catarros. Con los mocos, la congestión
nasal y la tos hay que intentar buscar métodos que sea efectivos. Cuando se
está acatarrado, los mocos y la congestión son muy molestos y si encima por la
noche la dificultad para respirar y la tos no te dejan dormir bien, el malestar
se agrava bastante.
El
remedio de la cebolla, no es curativo, sino que se utiliza para mejorar los
síntomas y facilitar la respiración. No creáis que sólo es otro truco más de las
abuelas. Tiene una base científica: la cebolla contiene un derivado del azufre
que es actúa como un mucolítico natural diluye la mucosidad que se pega a la
garganta y te impulsa a toser involuntariamente. Además sus vapores abren las
vías aéreas y despejan la congestión nasal lo suficiente como para respirar sin
muchísima molestia.
Ventajas:
sencillo, barato y efectivo.
Inconvenientes:
no controlamos la cantidad de vapores que inhalamos y el olor.
A
los que os guste la cebolla, os gustará el remedio. A los que no, os
sorprenderá.
Animaos a cortar unas cebollitas. Os
esperamos aquí para que nos contéis la experiencia.
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