Ufff, ¡qué estresados estamos!
Vamos al médico a ver cómo tenemos nuestro estómago, los juanetes, las amígdalas
… Pero pocas veces prestamos atención a nuestros sentimientos, a nuestras
emociones. ¿Por qué somos tan reticentes a expresarlas?.
La salud
emocional es un estado de bienestar que tiene que ver con saber manejar
nuestras emociones positivas (amor,
alegría, esperanza, buen humor) y con saber eliminar o controlar las emociones
negativas (odio, ira, celos, culpa, envidia).
¿Zen?. No, prácticos. Una
actitud positiva frente a la vida, sentirse bien consigo mismo y con los demás nos hará llegar a un punto de equilibrio.
Os dejo un par
de consejillos que a nosotras nos están ayudando:
- Debemos aprender a reconocer, expresar y manejar tus emociones negativas. Además de cuidarnos físicamente, debemos conocer cómo funcionan nuestras emociones, pues son muy importantes para la salud.
- Valoremos los problemas de manera realista, sin magnificarlos, dándoles la importancia que tienen. Tenemos que aprender a relativizar todo lo que nos ocurre pues no merece la pena sufrir por pequeños contratiempos. Los problemas forman parte de la vida y resolverlos también. Adopta una postura activa para afrontarlos.
- Potenciaremos las emociones positivas valorando lo positivo de la vida, disfrutando de las relaciones sociales y familiares y haciendo cosas que nos hagan sentir bien.
- Tener pensamientos negativos está relacionado con una peor salud. Practiquemos el optimismo inteligente: “el vaso medio lleno, en lugar de medio vacío”.
- ¡ Técnicas de relajación ya!.
- Pensemos antes de actuar. Tomemos un tiempo para pensar las cosas y así evitar males mayores.
- Si tus emociones te desbordan pide ayuda . Siempre hay alguien que te escuchará encantado.
¡Ya nos contarás!
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