Hipocondríacos de nuestros amores, os aseguramos que no queremos poneros nerviosos: ¡podéis seguir utilizando el Betadine! Pero, como todo, creemos que es necesario que sepáis un par de cosillas sobre él...
El Betadine es povidona yodada, por lo que está formado en parte por el elemento químico yodo (I); este oligoelemento es muy importante para el organismo debido a su intervención en la síntesis de las hormonas tiroideas. Respecto a su uso para el tratamiento de heridas, el Betadine se utiliza como antiséptico -como ya explicamos en posts anteriores, esto quiere decir que elimina los microorganismos presentes en los tejidos vivos-, y en el caso del I, este se libera según la presencia de microorganismos a combatir.
Además del Betadine, también existens otros antiséptico como la Clorhexidina, el agua oxigenada o el alcohol para las heridas -de estos, ya hemos hablado con anterioridad. Os los presentamos porque, como decíamos al empezar este post, el Betadine no puede ser utilizado en todas las ocasiones.
Por ejemplo, en el caso de embarazo o situación de lactancia, no es recomendable el uso de Betadine como antiséptico, ya que se puede producir un exceso de I para el feto o el bebé. Esto se debe a que los sistemas de regulación del yodo de nuestros pequeñines aún no están lo suficientemente formados como para controlar estos niveles, lo que podría causar daños en la glándula tiroides, con sus consecuencias.
Con esto, queremos mostraros que, si no queréis o no podéis utilizar el Betadine, siempre tenéis muchas más opciones. ¡Nosotros os ayudamos!
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