No creáis que tendréis que modificar por completo vuestra dieta, ya que serán más cosas las que tendréis que incrementar que las que tendréis que quitar.
En primer lugar, es recomendable que el consumo de lácteos esté incrementado, a no ser que la mujer sea intolerante a la lactosa o no le guste la leche. Se recomienda que en caso de que la mujer sea consumidora habitual de lácteos, tome unas cuatro raciones al día, eso sí, es preferible que sea de lácteos bajos en grasa. El consumo de lácteos es importante porque contribuye a la mineralización ósea del bebé. Pero si no te gusta la leche o no te sienta bien, recurre a cualquiera de las leches vegetales de las que te hemos hablado anteriormente, que son altamente nutritivas y contienen gran cantidad de minerales.
En cuanto al consumo de carnes, es aconsejable que estas sean magras, evitando las grasas en la medida de lo posible, así como reducir o eliminar el consumo de embutidos.
En el caso de los pescados, lo ideal sería incrementar su consumo (si no lo haces ya) a cuatro veces por semana, y lo óptimo sería tomarlos a diario. Son válidos tanto los blancos como los azules, por lo que existe gran variedad para la elección de consumo. En cuanto a sus beneficios son innumerables, pero cabe destacar que este consumo de pescado de cuatro veces por semana, cubre las necesidades de yodo de la madre lactante.
Toma también de tres a cuatro huevos a la semana, ya que este es un alimento rico en proteínas y tan sólo deberás evitarlo si existe alguna contraindicación previa en tu dieta.
No te olvides de los alimentos de origen vegetal, como los cereales, que han de ser preferiblemente integrales, o las legumbres con su gran aporte proteico y su bajo contenido en grasa. Del mismo modo, las frutas, verduras y hortalizas, han de estar presentes en la dieta al menos cinco veces al día, y se recomienda que aquí estén incluidos es consumo de una ensalada y de un cítrico. Además en caso de que sea posible, se recomienda también que consumas las frutas con piel (manzana, pera,etc), para cubrir todos los aportes vitamínicos y de fibra que la fruta nos puede aportar. Eso sí, es importante que antes las laves adecuadamente.
Con respecto a las grasas, es preferible que estas procedan del pescado azul, los frutos secos o el aceite de oliva virgen extra, y que sean igualmente en cantidad moderada.
Ya para finalizar debemos hablar sobre los tan habitualmente amados azúcares. Así que si eres adicta al chocolate, a la bollería o a los refrescos, debemos recomendarte que los consumas de forma puntual y que si eres capaz incluso los elimines, ya que se trata de calorías vacías que no aportan ningún tipo de vitamina o nutriente.
Para ayudarte a realizar todo esto, te dejamos unas pequeñas recomendaciones:
- Divide la dieta en varias comidas para ayudar a mantener los niveles de glucemia, al evitar los períodos de ayunas prolongados. Procura que sean ingestas ligeras, ya que así controlarás la sensación de hambre sin exceder el aporte calórico.
- Hidrátate abundantemente para evitar problemas evitar el estreñimiento y las hemorroides, mejorar la calidad de la piel y disminuir la concentración de la orina.
- Modera el consumo de la sal.
- Intenta evitar los sabores fuertes, ya que el consumo de alimentos como el ajo, la cebolla, las coles, los espárragos, etc pueden dejar sabor en la leche materna, provocando el rechazo del bebé.
- Come despacio.
- No bebas alcohol ni fumes.
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