Es normal que los
niños jugando o durante su periodo de aprendizaje motriz, sufran cortes,
rasguños y todas las rozaduras del mundo. Si hay alguna mamá, ¿cuántas medias y
pantalones habéis cosido?. Pero hay otro escenario, que nosotros consideramos
seguro, en el cual se hacen la mayor parte de las heridas: nuestras casas. Por
ello, antes de curar, deberemos prevenir y para eso tenemos que protegerlos de los objetos
afilados y peligrosos que se encuentran tanto fuera como dentro de su casa
¿Qué podemos hacer en
casa? Pues algunas cosas tan sencillas como quitar del alcance de los niños los
objetos que puedan en estado normal o al romperse, causar algún daño en ellos
como cubertería, vasos, electrodomésticos con cuchillas, espejos, maquinillas
de afeitar pues lo de imitar a papá mola un montón y diversas herramientas que
a nosotros nos pueden parecer inofensivas a ellos pueden hacerles mucho daño.
También debemos evitar que se acerquen
al lavavajillas y a la basura, porque los enanos son unos investigadores natos
y más rápidos que Billy el Niño. A mi sobrino lo que más le gusta es el
cuchillo del pan: es una “pada para luchal”. No es inglés, lo juro. Y los
elementos mágicos: PROTECTORES. De puertas, de esquinas, de bordes, de cierres.
Mil y un tipos. Pero hay que ponerlos.
Una vez dicho esto.
Vamos a reparar. Nos encontraremos con las rozaduras ( haciendo lucha libre en
la alfombra del salón), los rasguños ( curioseando detrás del sofá) y los
cortes (¡socorro! Me he dejado el cuchillo encima de la mesa). ¿Cómo se curan?.
Después de todo esto la piel se rompe y empieza a sangrar. El cuerpo intenta
parar el sangrado y el resultado va a ser una especie de tapón que forma una
costra y que forma una barrera para proteger la zona lesionada y que el cuerpo
que tome su tiempo para reparar la herida.
¿Y qué debemos hacer
nosotros? Cortaremos el sangrado apretando la herida con una toalla o un trapo
suave y limpio. Si la herida no es muy profunda, debería dejar de sangrar al
cabo de unos minutos. Entonces deberías lavártela con agua tibia y jabón suave
para arrastrar los residuos que puedan quedar. La mayoría de cortes, rasguños y
rozaduras se curan sin necesidad de cuidados especiales. Pero podemos utilizar una pomada anti-bacteriana para que
maten los gérmenes nocivos, o un vendaje impide que la herida sufra golpes o
roces y que entren nuevos gérmenes en su interior. Si tenemos que vendar la
herida, debemos cambiar el vendaje diariamente y también cuando se moje,
humedezca o ensucie.
Si la herida es muy
larga o profunda es posible habrá que llevarlo al médico para que le pongan algunos puntos o un pegamento especial para
cerrar la herida. Si el objeto con el que se cortaron estaba oxidado, decidirán
si ponen la vacuna del tétanos o no.
Todo esto acompañado de: lloros, me duele, mal@, me muero, una herida de guerra y otros. ¡Suerte!.
Ningún comentario:
Publicar un comentario