Hay diversos estudios que hablan sobre la conveniencia o no, de
ducharse todos los días. Pero realmente, lo que debemos plantearnos es cómo
lavarnos, cuándo y qué debemos emplear para ello. Que sea adecuado para nuestra
piel, por supuesto.
Unos estudios desaconsejan ducharse todos los días. Otros, no
emplear jabón. Otros, que no nos bañemos pero sí que nos duchemos. A
continuación redactamos una serie de cosas a tomar en cuenta:
Abuso de productos
químicos.
No parece que sea tanto una cuestión de exceso de higiene, pero sí de «mala
higiene», especialmente por un exceso de los productos químicos. Diversos estudios revelan que la capa córnea, que es la más externa de la piel, puede verse dañada por
el exceso de agua y jabones. Esta capa cumple una función de
protección gracias a una serie de bacterias benignas que combaten las
infecciones. El uso excesivo de jabón puede eliminar esta capa protectora. Las
bacterias, virus, hongos y otros microorganismos que atacan la piel, pueden penetrar en una piel limpia que en
una que no esté tan limpia».
Frecuencia
de la higiene. Ducharse a diario no es malo, contundente
pero que la frecuencia debe
adecuarse a cada persona. Hay que tener muchos factores en cuenta, como
la actividad física que realizamos, el clima de la zona donde se reside. Tres o
cuatro duchas al día no son necesarias, pero tampoco es bueno no ducharse.
Jabones
o no. Las zonas sensibles como genitales, pies, axilas y manos sí requieren de
un enjabonado diario, pero en el resto del cuerpo no es necesario abusar,
porque pueden desecar la piel. Salvo en las zonas sensibles, el lavado de
arrastre del agua sería suficiente para esas zonas. Por último, es recomendable
utilizar jabones neutros, con bajo contenido
en detergente, y no abusar de los exfoliantes e higienizarlos muy bien después de
cada uso. Todos los componentes químicos que entren en
contacto con la piel acaban llegando al torrente sanguíneo.
Ducha
o baño. La ducha es más recomendable para el cuidado de la piel. Debe de ser corta
y con agua entre fría y templada.
Temperatura del agua. El agua debe pasar de fresca a tibia, no de tibia a caliente. Jamás debe estar muy caliente porque a la larga va causando flacidez, sequedad en la piel y posteriormente, prurito». ¿Y qué hacer en esos días de frío?Pues se puede incrementar la temperatura unos grados pero nunca a una temperatura tan alta que se genere vapor y se empañen los espejos del baño».
Secado. Lo mejor es secarse al aire. Pero si no se tiene tiempo para esperar tanto, hay que secarse de la manera más suave posible. Y con una toalla del material lo más natural posible.
Temperatura del agua. El agua debe pasar de fresca a tibia, no de tibia a caliente. Jamás debe estar muy caliente porque a la larga va causando flacidez, sequedad en la piel y posteriormente, prurito». ¿Y qué hacer en esos días de frío?Pues se puede incrementar la temperatura unos grados pero nunca a una temperatura tan alta que se genere vapor y se empañen los espejos del baño».
Secado. Lo mejor es secarse al aire. Pero si no se tiene tiempo para esperar tanto, hay que secarse de la manera más suave posible. Y con una toalla del material lo más natural posible.
Como todo, lo idóneo es todo aquello que se realiza en su justa medida.
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