
Sabemos que entre nuestros hipocondríacos hay muchos coquetos, así que hemos decidido hacer una entradilla sobre diferentes productos que todos podemos tener en casa y que nos pueden ayudar a cuidar nuestra piel, centrándonos hoy en la de la cara. ¡Va por vosotros!

Primeramente, es especialmente importante la limpieza de nuestra piel. Es el órgano -porque sí, la
piel es un órgano, como el corazón o los pulmones- que más expuesto está al medio exterior, así que una correcta higiene es fundamental. Para esto, podemos utilizar simplemente
agua templada o tibia y un gel, preferiblemente adecuado a tu tipo de piel. Otra opción sería el uso de
aceite de oliva: el oro líquido permite el arrastre de todas las impurezas, además de dejarnos una piel tersa, brillante y suave -como bien se dice:"como el culito de un bebé". Elijamos la opción que elijamos, la
limpieza será la base de cualquier cuidado.

Una vez hemos limpiado nuestra piel, es muy recomendable realizar una exfoliación; con esto conseguimos retirar las células muertas, permitiendo que nuestra piel brille más. Para una
exfoliación casera pero eficaz, es necesario algo tan simple como
azúcar -preferiblemente en grano fino, para evitar hacernos daño-. Aplicándolo en la cara con la piel ligeramente húmeda, mediante movimientos circulares, podemos conseguir una piel mucho más suave. Si
además de exfoliación buscamos hidratación, podemos incluir
miel en la mezcla.

Cuando ya hemos conseguido limpiado y exfoliado nuestra piel, podemos considerar como último paso la realización de un
masaje, buscando reactivar la circulación sanguínea -que nos ayudará a mejorar su firmeza. Para ayudar a esto, podemos utilizar ciertos
aceites, como el de rosa mosqueta o el de almendras.
El cuidado de nuestra piel no acabaría aquí, pero con el simple hecho de hacer esto, ya habremos conseguido mucho. Más adelante, añadiremos otras acciones para mejorar nuestra piel: no os las perdáis!
PD: os dejamos un
vídeo en el que se presentan otros productos de nuestra casa para el cuidado de la piel. ¡A cuidarse!
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